La crisálida. Una vez dentro del capullo tejido por ellas mismas, las orugas pasan a ser crisálidas o pupas, y llevan una vida inmóvil que dura alrededor de tres semanas. Durante ese tiempo, los tejidos de la oruga se modifican, disuelven y construyen, hasta adoptar la forma de un adulto completo (imago). A medida que ello ocurre, la crisálida se va también endureciendo, hasta que, llegado el momento, y gracias a la presión que el animal ejerce desde adentro, se resquebraja, para dejar salir a una mariposa adulta.
La mariposa adulta. Luego de romper la crisálida, la mariposa despliega sus alas recién nacidas y las deja secar y llenarse de hemolinfa. Mientras tanto, emerge por completo y, todavía colgando en su lugar, se prepara para el vuelo. Ya es un individuo adulto, listo para llevar una vida aérea, alimentándose del néctar de las flores y otros fluidos similares, y para reproducirse y volver a empezar el ciclo.
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